Nada más llegar revisamos la zona exacta donde el cadáver del zorro había sido encontrado, vimos restos de sangre, heces y la marca que dejó el zorro cuando se arrastraba con el cepo enganchado a las patas de atrás. El rastro se veía interrumpido por pisadas de personas y por las marcas de un tractor que pasó por allí, este hecho nos dijo que ya había venido el encargado de la finca a laborear.
Seguimos el rastro del tractor junto con el del zorro y nos llevó a un almendro que habían plantado este mismo año. El almendro había sido regado, llevaba un plástico protector y para retener el agua le habían hecho una pequeña zanja alrededor. No nos costó demasiado ver que de aquel almendro comenzaban los "arrastrones" del zorro pero, en verdad, no supimos leer bien los rastros y no pensamos que allí hubiera tenido el encuentro con el cepo. Siguiendo las marcas del tractor encontramos otro almendro joven igual que el anterior, pero revisando a su alrededor encontramos un gran número de pisadas, un gran agujero y una línea socavada como si allí hubiera habido una cadena. Encontramos el rastro de otro cepo y de la cadena a la que se encontraba sujeto. El responsable de este delito, alertado por la desaparición de uno de sus cepos y por las huellas que dejaron los coches de la guardia civil cuando fueron a denunciar el hecho, ya había quitado aquel cepo pero no disimuló los rastros que hacían notar que allí había estado puesto un cepo con su correspondiente cadena. La comodidad de acceder a cada uno de estos cepos mediante el tractor nos guió para encontrar al menos un caso más, por lo que la totalidad de cepos colocados fueron tres como mínimo.
Imagen donde se rotulan los rastros de un cepo que había sido retirado del suelo - P.Perales |
Esquema en el que se muestra el sistema utilizado para lo colocación de los cepos. |
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